Aug 13, 2008

¿Quieres ser George Bush?

Me hacía mal. Entré a los topetones, cerré y trabé. Levanté la tapa e hice lo mío. Aliviado me dispuse a lavarme las manos y mirarme al espejo. Ya que estaba aproveché para lavarme los dientes. Finalizado todo el trámite de aseo, manipulo el picaporte que me transportaría automáticamente de vuelta a mi rutina. Pero, pausa, no abre. 2 minutos después, definitivamente no abre. Todos los intentos instintivos y razonamientos lógicos también fueron en vano para salir del baño. No era un simulacro, me quedé encerrado sin celular y sin diario del día o revista que pueda amortiguar la espera de algún necesitado de hacer sus necesidades.

No pregunten cómo ni por qué ni cómo puede alguien escribir tantas pelotudeces juntas, me puse en postura de clavado y me tiré de cabeza al inodoro. Creo que me corté un poco en la curva que me llevó directo a una cañería tirabuzón que me mareó más que pensar en todas las cosas poco agradables que pasaron por ahí antes que yo, me frustré un poco al reflexionar que no era el primer sorete en pasar.

Estuve varias horas dando vueltas, esperando una corriente australina o encontrarme algún iluso chico explorador en día de tormenta. Hasta que de pronto me pareció, entré al baño de la casa blanca y salté de cabeza en el ocote de mr B. De ahí en más es que estoy encerrado en su cuerpo, pero no soy el único porque ya tenía mierda en la cabeza.