Mar 3, 2008

Inmensidad.

Fue en el tercer asiento, empezando de adelante, del lado izquierdo de un colectivo de línea que él, volviendo de trabajar como buena costumbre por suerte luego de haber estudiado unos años para poder decir ahora, a medias, que está trabajando de lo que le gusta, que se quedó dormido. Inevitable dormir en un viaje ruidoso con mucho cansancio encima y con un libro en la mano con el cual intentaba darle más riqueza a su rutina obligada, pero lo cual lo arrastraba más forzosamente a ese profundo dormir. Uno de esos que se disfruta por su densidad, logrando su cometido sin ruido, ni bache, ni miradas ajenas que lo detengan, pero con un adversario: el ¿Ya me pasé?.
Al igual que una novela imantada que te atrae y no te suelta ese sueño lo tenía aferrado a su equilibrio innato de puchinbol’. Qué soñaba sería lo central de esto que sería un relato del mismo, ¿pero lo es? ¿Importa realmente? Alto dominio de la mente que le permite abstraerse de tal realidad, ¿es necesario que se le imponga otra? ¿Por qué recordar algo que nunca podríamos saber si eso algo es así? ¿Freud cómo interpretás que este hombre te estaba soñando con una barba fucsia?
La hormiga Natalia se despertó de su segundo de descanso y siguió trabajando. Y así se despertaron millones y miles de seres distintos, uno estaba soñando ser el otro, imaginando y pensando tantas boludeces, millones de cosas y películas se podrían haber dicho y filmado o se harán en algún momento.

No comments: